No recuerdo su nombre,
ni su dirección, menos su teléfono.
Nunca he sido bueno para recordar nombres,
ni direcciones, ni números de teléfonos.
Pero se que los tengo anotados
en pequeños trozos de papel
en quien sabe cual olvidado cajón
en mi memoria.
Algún día los encontrare de causalidad
tal vez para entonces ni siquiera me importe.
Pero recuerdo, fielmente,
cada una de sus sonrisas,
hasta la ultima de sus miradas,
el tono despreocupado de su voz
y por sobre todo
cada silaba
de las palabras que alguna vez quise decirle…
Y que nunca me atreví a pronunciar.
domingo, 27 de enero de 2008
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