relato onirico

"te aseguro que amo la vida,

pero no la mia"

Una noche de hastío me encontré en un desierto,
no sabiendo bien donde estaba, me puse a caminar hacia una
silueta borrosa.

Luego distinguí dos hombres.
El primero estaba tendido en el suelo,
el otro a su lado sujetándolo por el cuello.

Sorprendido descubrí a mi padre en la tierra
…y a mi mismo que lo ahorcaba con su cinturón.

Mi padre sangraba, lloraba y hablaba a mi yo leguas
extrañas que no entendía.
Yo por mi parte, apretaba el cinturón aun más
y trataba afanosamente de juntar la sangre y las lagrimas
...en un recipiente a manera de vaso

Luego de un rato,
ya medio aburrido por el monótono cuadro,
mire hacia el cielo para tratar de distraerme
era una noche clara y brillaban infinidad de estrellas
aburridamente monótonas.
A mí alrededor había una inmensa cantidad de nada.
Era sorprendente.

Con tono despreocupado le dije a mi yo:
-¿Qué haces?
Yo me respondió:
-¿no ves? Preparo jugo pa' la se...
Pero las estrellas no paran.

Casi tan despreocupado como antes miré nuevamente el cielo.
Perplejo me di cuenta que cada estrella era un ojo
y a un tiempo todas gritaban:
-"Honra a tu padre y tendrás largos días en la tierra."
-¿ves lo que te digo?- me dijo yo-
es menos doloroso tomar jugo;
saciar tu sed que, engañarse a si mismo.
No sirve de nada.

De tanto caminar y hablar me dio sed.
A mi mismo me arrebate el vaso con malicia
y pensé: “tal vez no me haga bien, pero de seguro no me hará mal”.

Cuando trate de beber, el vaso callo de mi mano,
y el jugo se desparramo todo.
Antes de que pudiera recogerlo la tierra lo sorbió
y junto a el también las estrellas,
y a mi padre, y hasta yo mismo.

Entonces me quede solo.