Yo te enseñe.
Yo te enseñe a no mirar por debajo de los ojos.
Yo te enseñe a caminar erguida.
Yo te enseñe a abrazar y llorar al mismo tiempo,
te enseñe como es que brillan las estrellas
y como espantar las moscas de tu ensalada.
Pero tú me enseñaste tu sexo,
el olor de tu sexo.
Tu olor.
Ahora ya no me importan los ni ojos, ni caminar, ni abrazar, ni llorar, ni las estrellas, ni aún las moscas.
Ahora el amor tiene otra vacante.
martes, 8 de enero de 2008
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